viernes, 15 de junio de 2012

"Deme dos metros cúbicos" y "¿Me prestas tu licencia?"


DEME DOS METROS CÚBICOS.
Sí, es bastante, pero no quiero que falte…
 desenróllelos primero,
no tengo mucha idea de cuánto necesito,
¡Perfecto!

Ahora un par de litros,
uno de roja y uno de azul, si se pasa déjemelo.
Cinco o diez pesos de cartílago,
dos carretes de castaño, ¿alcanzará?

¿He pedido dos de algunas cosas, no?

Treintaidos piezas, por favor;
veinte de las otras (también pareadas).
¿Qué? Avellanados y “grandes”, sí.

Las diecisiete piezas del paquete premium, por favor.
Casi olvido las bases. Ammm, que sea el juego corto,
pero no demasiado. Exacto.

¿Cuánto le debo?
 ¡Vaya, y eso que todavía falta lo más importante!
¿ME PRESTAS TU LICENCIA?
¿Me dejas conducir por los mares de letras con la libertad que tienes?
Con la guía interna que utilizas y siempre llegas al lugar más desteñido,
¿cómo podría hacerlo yo?
¿Me dejas saltar en tu cama sin zapatos?
Déjame brincar de cabeza, y que tu cama me caiga encima,
una y otra vez. ¿Por qué yo no puedo?
Anda, llévame de la mano al parque adolescente,
edúcame en las aguas tiernas que huelen a perfume femenino,
azota mi cuadrado con un par de piernas torneadas
¿me prestas tu licencia?

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